Kioto fue la capital de Japón durante más de mil años. Además, a lo largo de estos siglos, fue cuna de gran parte de lo más elaborado que produjo el país en el ámbito de las artes, la cultura, la religión o las ideas. Con sus aproximadamente 2000 templos o santuarios (de ellos, 1600 son budistas y 400 sintoístas), además de palacios, jardines y otros sitios, es considerada el almacén de la cultura tradicional japonesa y el lugar donde los japoneses acuden para estudiar su historia. Lo ideal sería dedicar al menos dos días a esta ciudad, uno para recorrer a pie el centro y otro para conocer los lugares más apartados del centro. Pero Kioto en tres días no permitirá conocer además, de los principales atractivos de la ciudad, otros lugares imprescindibles y representativos de la cultura japonesa.
Esta ciudad acogió la sede de la Corte Imperial y otras instituciones de la monarquía desde 794 hasta 1868. En el año 1868 el emperador Meiji decidió trasladar la sede de la corte a TOKIO, quedando la ciudad definitivamente en un segundo plano. Durante la II Segunda Guerra Mundial fue la única gran ciudad japonesa que no resultó bombardeada por la Fuerza área de EE.UU. Por esta razón, a día de hoy Kioto es la ciudad con mayor patrimonio histórico, artístico y arquitectónico de Japón. Al igual que Tokio y Osaka representan la modernidad e incluso el futurismo de este país, Kioto simboliza la historia y la tradiciones japonesas. En estos tres días podremos descubrir los lugares más representativo y populares de la ciudad, al mismo tiempo que diversos.
ÍNDICE
DÍA 1: EL CENTRO
Este día pretendemos recorrer todo el centro de Kioto conociendo algunos de sus templos, santuarios y barrios más populares a pie. Comenzaremos por el hermoso templo de Kiyomizu-dera desde el que se obtienen las mejores vistas de la ciudad. Para llegar a este templo podemos hacerlo en taxi o en autobús. Los autobuses número 100 o 206, que salen de la estación de tren de Kioto, te llevan prácticamente hasta la puerta de Kiyomizu-dera en tan solo 15 minutos. A partir de aquí no tomaremos ningún otro transporte para desplazarnos, nuestros pies serán los que nos lleven de un lugar a otro.
Kiyomizu-Dera
Este templo se encuentra en la zona este de Kioto y, como comentaba arriba, los autobús número 100 o 206 te llevan hasta él. Kiyomizu-dera es uno de los templos más importantes de Kioto y desde donde obtendremos una de las mejores vistas de la ciudad. Se encuentra situado encima de la colina Higashiyama y cerca de la calle Sannenzaka. Su imagen es una de las más conocidas de la antigua capital japonesa y está catalogado como importante propiedad cultural de Japón. Mientras que muchos templos son de determinadas sectas, el Kiyomizu-dera es propiedad de todos y en él hay varios templos e incluso algún santuario sintoísta. Lo que nos vuelve a mostrar el sincretismo y la fusión que existe en Japón entre sus dos religiones: Budismo y Sintoísmo.

Su nombre significa «templo del agua» y hace referencia a las aguas puras de la cascada Otowa, en torno a la que se construyo el templo. Esta cascada brota a través de una fuente de tres chorros situada justo debajo del templo principal. La creencia japonesa dice que cada chorro de agua otorga una propiedad benéfica diferente a quien de ella bebe. Beber de un chorro u otro, podría otorgarte: longevidad, éxito en los estudios o suerte en el amor. El problema es que no se sabe cual de ellos da cada una de estas propiedades y beber de los tres es visto como demasiado codicioso y podría dejarte sin ninguno de sus beneficios. Así que escoge uno y suerte para que te toque lo que deseas.

El templo principal es toda una obra de arte, pues él junto con su hermoso balcón, fue construido en madera sin un solo clavo. Por lo que llegó a ser presentado como candidato para convertirse en una de las siete maravillas del mundo moderno. Desde su balcón o terraza, situado a 13 metros de altura, se obtienen las mejores vistas de todo el conjunto de templos y de la propia ciudad de Kioto. En el interior se encuentra una pequeña estatua de la diosa Kannon de once caras y mil brazos. Dedica un tiempo para admirar este enorme edificio sin un solo clavo y sacar miles de fotos desde su balcón.
La expresión japonesa «saltar del balcón de Kiyomizudera» viene a simbolizar que uno a cumplido sus sueños. Esta tradición comenzó durante el periodo Edo. La gente saltaba desde esta terraza con la creencia de que, si sobrevivía al salto, sus sueños se harían realidad. Al parecer de los 234 saltos que se realizaron, sobrevivieron más del 80%. Y aunque se desconoce si sus sueños se cumplieron, al menos el deseo de sobrevivir si se cumplió. Conviene dedicar un tiempo para recorrer cada rincón de este hermoso complejo formado por 30 templos budistas y diferentes santuarios. Además de pasar un tiempo contemplando la hermosura de su entorno, todo lleno de naturaleza.
Entre sus muchos edificios destaca un santuario sintoísta dedicado a la diosa del amor y del matrimonio, Ökuninushi No Mikoto, es el santuario Jizu. Para encontrar el amor de tu vida, deberás realizar el ritual de recorrer la distancia de 6 metros, que separan las dos piedras, que están en el suelo frente a este templo, a ciegas o comprar un emma (tablilla típica en los santuarios) en la que escribir tu deseo y dejarla allí, para que los sacerdotes la quemen y tu deseo se cumpla. Kiyomizudera abre todos los días de 6:30 a 18:00. Su entrada de 400¥ te permitirá acceder a los 30 templos budista y diferentes santuarios sintoístas que lo forman. Desde mediados de marzo a mediados de abril y a finales de noviembre el templo ofrece un hermoso espectáculo de iluminación (de primavera y otoño respectivamente) y permanece abierto hasta las 21:00.

Sannenzaka y Ninenzaka
Continua caminando por las preciosas calles barrio de Higashiyama. Primero por la calle Sannenzaka, que comienza cerca del templo con unas escaleras de bajada muy abruptas y posteriormente por Ninenzaka. Son dos callejuelas históricas, de las mejores preservadas de Kioto. Es uno de los mejores sitios para viajar al Kioto antiguo, nos trasladará al periodo Edo. El ambiente aquí es sencillamente único. entre antiguas casas de madera, llamadas Machiyas. Las calles están llenas de todo tipo de tiendas de artesanía tradicional, como cerámica japonesa, peines o cajitas lacadas, impresionantes ukiyo-e y muchos amuletos para atraer la suerte, el éxito, el amor y todo lo que te puedas imaginar. Yo quede enamorado de los Ukiyo-e y no pude evitar comprar varias copias, ¡me encantan! Los Ukiyo-e son xilografías, que estuvieron muy de moda en el periodo Edo y que literalmente significa: «imágenes del mundo flotante».

Por cierto, Ninenzaka significa literalmente ‘cuesta de los dos años’ y Sannenzaka ‘cuesta de los tres años’. Cuenta la leyenda que si te caes en la cuesta Ninenzaka, morirás al cabo de dos años, mientras que si te caes en la calle Sannenzaka, morirás a los tres años. ¡Así que ojo con no caerse! jejeje. Estas calles están llenas de restaurantes y algunas casas de té, por lo que conviene comer por aquí. Muy cerca de aquí se encuentra el templo Kodaiji, del que destacan sus preciosos jardines, además de casas de té antiguas y un hermoso bosque de bambú. Si te ves con tiempo y ganas de un templo más merece la pena visitarlo. Sin embargo, recomiendo continuar porque aún te quedan muchos otros templos que conocer en Kioto.

Parque Maruyama
Seguiremos caminando por la calle Jingumichi que te llevará hasta el parque Maruyama en unos 30 minutos, pasando por la puerta Sanmon del templo Chionin y por el templo Shorenin. Dos de los numerosos templos y santuarios que se encuentran dentro del parque Maruyama. Merece la pena visitar alguno de estos templos, los más recomendados, tal vez, serían el templo Chionin y el santuario Yasaka. El parque en sí es una maravilla, con una superficie de 86.000 m² y más de 600 cerezos de diferentes tipos, entre los que destaca un cerezo llorón (shidarezakura ). Un cerezo de unos 80 años de edad y 12 metros de alto. Como te imaginarás el parque es, sobre todo, visitado en la época de sakura y de momiji (otoño).

Durante la floración del cerezo el parque se llena de familias japonesas que vienen a celebrar el Hanami, es decir, vienen a hacer picnic bajo los cerezos florecidos para contemplarlos. Además, en esta época todos los cerezos se iluminan por la noche en un evento llamado Gion no Yozakura hasta la 01:00 de la madrugada. Y se colocan varios puestos de comida y bebida para poder disfrutar del evento.

Aunque no sea la temporada del cerezo, merece la pena caminar por el parque y disfrutar de sus estanques, sus puentes y toda su belleza. Pero además, no te pierdas alguno de los templos y santuarios más bonitos que se encuentran en él. Conviene comenzar la visita por el templo Chion-in, situado al norte del parque, y terminar conociendo el santuario Yasaka, situado al sur, junto al barrio Gion.
- Chion-in. Fue construido en 1234, aunque la mayoría de sus edificios son de mediados del siglo XVII. Se trata de la sede central de Jōdo, la secta budista más numerosa en Japón. Su principal atracción es la puerta principal Sanmon de dos pisos, de hecho, es la más grande de Japón y está considerada Tesoro Nacional. En el interior podremos conocer hasta un total de 106 edificios esparcidos por diferentes patios y dos hermosos jardines. La visita a los diferentes templos es gratuita, pero para visitar los jardines hay que pagar una entrada.
Al cruzar la puerta Sanmon nos encontraremos en la plaza principal del recinto del templo Chionin, desde la que salen los distintos caminos de acceso a los diferentes edificios. Frente a nosotros tendremos unas escaleras que suben al salón principal del templo, donde se encuentra la imagen sagrada o miei de Hōnen, fundador de la escuela Jōdo. Como curiosidad, estas escaleras aparecen en la película El Último Samurái con Tom Cruise.

- Santuario Yasaka, considerado el santuario guardián del barrio de ocio de Gion. Sus deidades protectoras de la enfermedad se sacaron en procesión por la ciudad en 869 para detener una epidemia, inaugurando así el famoso Gion Matsuri que se sigue celebrando año tras año. Algo muy curioso de este templo es que no tiene torii (la puerta principal de los santuarios sintoísta), sino que tiene una puerta de entrada de color rojo bermellón característica de los templos budistas, de nuevo, estamos ante otra demostración del sincretismo entre ambas religiones. En el terreno de este santuario encontramos muchos pequeños yashiro, pequeños santuarios o lugares de residencia de una deidad. Hay un yahiro para rezar al dios de las artes marciales, otro para la deidad del júbilo, la fiesta y patrona de los actores, otro para el dios que protege a las personas de las epidemias. Este último es uno de los más importante, es el santuario Ekijin-sha. Pues como comentaba la deidad contra las epidemias fue la que dio comienzo al famoso matsuri (festival) de Gion.

Además de su maravillosa puerta de color rojo bermellón, podremos ver el Buden o Maidono, escenario de danza del santuario. Dentro de los santuarios sintoístas es donde se preservan las tradiciones japonesas: danzas tradicionales, caligrafía, la poesía, el teatro clásico Noh… En estos escenarios se hacen representaciones de danza tradicional y de Noh. Los 300 farolillos que adornan el escenario llevan los nombres de las grandes empresas y comercios que han realizado donaciones al santuario para asegurarse éxito en sus negocios. Esto mismo lo veremos en otros santuarios sintoístas, como en los torii del santuario Fushimi Inari o en los barriles de sake del santuario Meiji de Tokio.

Otros templos o santuarios que se pueden visitar dentro del parque Maruyama, podrían ser:
- Shōren-in, lugar de retiro apenas visitado y con un maravilloso jardín. Pero sin duda uno de los mejores momentos para visitar este templo es durante el festival de Higashiyama Hanatōro (primeros 15 días de marzo), cuando el templo y varías calles del barrio Higashiyama se iluminan desde las 18:30 a las 21:00. Durante estos días, más de 2.500 farolillos iluminan los 5 kilómetros que separan el templo Shōren-in del templo Kiyomizu-dera, ambos iluminados para la ocasión. Además de la iluminación, podremos disfrutar de los arreglos florales (ikebana) que adornan las calles más pintorescas del barrio Higashiyama: Sannenzaka y Ninenzaka, que conocimos en nuestro recorrido de hoy. Pues Hanatōro quiere decir: camino de flores y farolillos.
- Templo Heian Jingu, un santuario sintoísta construido en 1895 en conmemoración por el 1100º aniversario de la construcción de Heian-kyo (ciudad de Kioto). El edificio está dedicado a los emperadores Kammu y Komei por ser, respectivamente, el primer emperador que habitó en Kioto y el último que residió en ella antes del traslado de la capital. Por lo cual el santuario representa toda la historia de Kyoto.
Gion y Miyagawacho
Y para terminar este día que mejor que hacerlo paseando por los céntricos barrios de Gion y Miyagawacho. Son los barrios de geishas más conocidos de todo Japón. Aquí se encuentra más de 100 ochayas (casas de té) en las que trabajan día tras día maikos y geishas. Una ochaya no es un lugar para tomar el té, sino un establecimiento donde trabajan geishas y maikos, lugares al que solo se puede acceder con una invitación. Son dos barrios ideales para dar un agradable paseo a pie en busca de geishas y maikos. La mejor hora para visitar estos barrio es entre 17:00 y 19:00, cuando Geishas y maikos salen de sus okiyas (las pensiones donde viven) para ir a trabajar a diferentes restaurantes y casas de té de este barrio. Te recomiendo leer mi artículo: ¿Geishas o Maikos? como diferenciarla, para conocer un poquito más sobre estas increíbles mujeres.

No siempre es fácil ver Geishas caminando. Pero si no tienes prisa y paseas prestando atención seguramente te cruzaras con alguna, sobre todo, con Maikos que son más fáciles de ver. Recuerda que el mejor momento es antes de las 18:00, momento en el que salen de sus casas para ir a su lugar de trabajo, o después de las 21:00 o 22:00 cuando regresan a casa. Si quieres ver a estas mujeres bailar, arreglar flores o en un concierto de koto (arpa japonés) puedes visitar Gion Corner. Gion Corner es un teatro donde Geishas mayores o Maikos jovencitas hacen sus espectáculos. A mi personalmente no es un espectáculo que me apasione, me parece demasiado lento, prefiero pasear por la calle e intentar verlas caminar.

Las calles de estos barrios están llenas de Machiyas, típicas y tradicionales casas de madera, muy representativas de la ciudad de Kioto. Los machiya se originaron durante el periodo Heian, entre el siglo VIII y XI, en ellas vivían los artesanos y mercaderes. Ya que los impuestos se calculaban por el ancho de fachada y no por la superficie de la casa, el frente de las machiyas es más angosto que su parte trasera, no superando ninguna 6 metros de ancho. Al frente estaba el taller o la tienda y en el interior suele haber varias habitaciones pequeñas con pisos de madera cubierto con tatami. Las habitaciones están separadas por los shoji o los fusuma, las típicas puertas corredizas japonesas. En el interior no puede faltar un jardín, aunque sea en miniatura. Suele ser un espacio muy pequeño, pero muy bien cuidado y con bastante luz.


La ciudad de Kioto es la ciudad con mayor número de Machiyas de todo Japón. Aquí se conservan aún 40.000 machiyas en pie y algunas de ellas son del periodo Meiji (1868-1912). Hoy en día estas machiya se han convertido en restaurantes y cafés. Como curiosidad, te comento que cada barrio de Kioto tiene su blasón pintado en los farolillos que decoran las entradas a los restaurantes o casas de té. Observando el dibujo de estos farolillos podremos saber en que barrio nos encontramos. El blasón de Gion son unos círculos que representan un dango, dulce con varias bolas de pasta de arroz en brocheta. Además, en las puertas de okiyas y ochayas puedes ver unas tablas de madera donde aparecen los nombres de las geishas que viven o trabajan allí. La Calle Hanami-koji es la más representativa de Gion y aquí encontraremos la ochaya más famoso de Kioto: Ichiriki-teri.

Presta atención a las tiendas que encontraras por las calles de este barrio, muchas son de dulces, telas, maquillaje tradicional, ornamentos para el pelo o parasoles donde las geishas van a comprar. Incluso puedes ver las peluquerías que son frecuentadas por ellas. No dejes de pasear por la calle Shimbashi que está considerada una de las más bonitas de Kioto y por Shinmonzendori y Furomonzen-dore. Te recomiendo terminar el día cenando por este barrio, hay numerosos restaurantes con cocina típica de Kioto o kaiseki-ryori. Pero si quieres probar algo más económico y uno de los ramen más ricos de Japón te recomiendo ir a: Gion Kioto Ramen. Para saber más sobre la gastronómica japonesa pincha aquí.

DÍA 2: LO MÁS POPULAR
Este día conoceremos cuatro de las grandes estrellas turísticas de la ciudad. Seguramente sean las cuatro atracciones más visitadas de Kioto y, sin duda, los lugares más impresionantes y que nadie debería perderse en su primera visita por la ciudad. Empezaremos por el templo Sanjusangen-do que abre a las 8 de la mañana. Este templo se encuentra situado a solo 20 minutos a pie de la estación de tren de Kioto. Con la línea de bus 205 podremos desplazarnos desde la estación de tren al templo Kinkaku-ji. Posteriormente iremos al Palacio Imperial en el bus 59, 102 o 204 y terminaremos nuestro recorrido en el santuario más visitado y más conocido de Japón: Fushimi-Inari, al que llegaremos en metro.
Sanjusangen-Do
Este templo abre de 8:00 a 16:30 de abril a noviembre, resto del año abre a las 9. Conviene empezar por él, se encuentra a tan solo 20 minutos a pie o a 10 minutos con los buses 100, 206 o 208 de la estación de tren de Kioto. Para mi es uno de los lugares más impresionantes de Kioto. Lamentablemente no se pueden tomar fotos de su interior y, tal vez por eso, vienen menos turistas a conocerlo. Sanjusangen-do tiene la estructura de madera más larga del mundo, con 120 metros. Pero lo que realmente impresiona es el efecto visual que causan las 1.001 estatuas de la diosa Kannon (diosa de la misericordia) que se encuentran en su interior. De todas estas estatuas, 124 son originales del siglo XII, el resto se tuvieron que esculpir de nuevo en el siglo XIII, después del incendio de 1249.
En el centro de la sala principal se encuentra la enorme estatua principal de 3,3 metros de alto: una Kannon de los mil brazos sentada. A ambos lados de esta enorme Kannon encontramos otras 500 Kannon más pequeñas (del tamaño de una persona), cada una de ellas tiene su propia expresión, ninguna es igual a otra. Todas tienen 11 cabezas y 42 brazos (simbolizando realmente 1.000 brazos) para «ser testigos del sufrimiento humano y ayudarles a superarlo». Se encuentran distribuidas en 50 filas y están custodiadas por los 28 guardianes celestiales de más de 3 metros de altura cada uno. Fíjate en las expresiones de los guardianes, sus ojos son de cristal. Realmente sorprende muchísimo la exposición de esculturas de este templo, es realmente FASCINANTE. La entrada al templo Sanjusangen-do es de 600¥.

Kinkaku-ji
A este templo nos llevará la línea de bus 205 que sale de la estación de tren de Kioto. Kinkaku-ji es conocido como el Templo del Pabellón Dorado. Es un templo zen que tiene la particularidad de tener las paredes exteriores de las dos plantas superiores recubiertas con pan de oro. Es absolutamente espectacular. Fue construido en 1397 como villa de descanso del shogun Ashikaga Yoshimitsu y se convirtió en un templo zen de la secta Rinzai en 1408, después de la muerte del shogun. No se permite el acceso al pabellón dorado. Cuando te hayas cansado de hacer fotos al pabellón reflejando en el estanque, continua para verlo de cerca y recorrer sus jardines.
El estanque que encuentras nada más entrar al recinto del templo, se llama Espejo de agua (Kyoko-chi), por como se refleja el impresionante pabellón de oro. Rodea el templo y recorre sus hermoso jardines, que han mantenido su diseño original desde el siglo XIV. La entrada al templo es de 400¥. Ésta, además de darte acceso a este inolvidable lugar, funciona como amuleto de protección. Te recomiendo colocarla en casa, pues atrae la buena suerte y proporciona protección en casa y a la familia. Al final del recorrido encontrarás la casa de té Sekka-tei, original del periodo Edo, donde puedes sentarte a tomar una taza de té matcha con un dulce por 500¥, mientras disfrutas de las vistas del templo Kinkakuji. Antes de llegar a la salida del templo verás varios puestos con recuerdos, donde puedes comprar los famosos mochis (dulces elaborados con arroz) y té matcha.

Palacio Imperial
Desde el templo Kinkakuji podemos tomar las líneas de autobuses 102, 59 o 204 para llegar hasta el Palacio Imperial. Se puede entrar sin reserva y sin apuntarse a ninguna visita guiada. Aunque te recomiendo inscribirte en una de las visitas organizadas, para poder conocer con todo detalle la que fue la residencia de emperadores desde el 1331 hasta el año 1868. El acceso al interior del complejo se realiza por la puerta Seisho-mon y es gratuita. Para saber horarios de apertura y las visitas en inglés pincha aquí. Durante la visita no se permite el acceso a los pabellones o al interior de los jardines y todo tiene que ser observado desde el exterior. Pero, aún así, merece la pena la visita al Palacio Imperial.
El palacio es un recinto amurallado, situado en el interior del parque del palacio. Un parque rectangular de unos 700 metros de ancho y unos 1,3 km de largo. El palacio se construyó en el año 794 y fue sustituido en numerosas ocasiones tras varios incendios, el actual edificio es del 1855. Aunque el palacio ya no es habitado, aún se realizan aquí ceremonias de coronación y actos del gobierno. Durante el recorrido pasaremos por el salón donde se realizaban estas coronaciones, la última en celebrarse aquí fue la de los emperadores Taisho (Meiji) y Showa (Hiroito). Presta atención a la construcción de los tejados y a las paredes interiores de las estancias, las cuales se ven desde el exterior y están decoradas con elementos simbólicos. Sus jardines también merecen una atención especial.

Fushimi Inari
El santuario sintoísta de Fushimi Inari o Fushimi Inari Taisha es uno de los más conocidos e importantes de todo Japón, así como uno de los más antiguos, ya que existe desde el siglo VIII. Fue fundado en el 711, pero la estructura principal del santuario fue construida en 1499. Está considerado uno de los lugares más bellos de Kioto y es un símbolo de Japón. Aparece en la película de Memorias de una Geisha. Fushimi Inari es el principal santuario de los 30.000, existentes en Japón, dedicados a la diosa Inari, patrona de los negocios. Diosa del arroz, de la cosecha y del sake, ya que en la antigüedad se asociaba tener una buena cosecha de arroz con tener prosperidad en los negocios.

Una de las características principales de este templo son los miles de torii que encontramos uno detrás de otro formando un maravilloso túnel de 4 kilómetros. Estos 4 kilómetros suben hasta la cima de la colina Inariyama, junto a la que se encuentra situado el santuario. Los más de 10.000 torii, grandes y pequeños, que se encuentran en el templo han sido donados por comerciantes o grandes empresas. Estas donaciones se realizan para buscar la bendición del Dios Inari y que les sea propicio en sus negocios. En los torii encontramos grabados los nombres de los comerciantes o empresas que realizaron la donación al santuario, junto con un deseo de prosperidad y riqueza. El torii más pequeño que puedas ver en el santuario habrá costado mínimo unos 400.000¥ yenes (unos 3.400 euros) y los grandes alrededor del millón de yenes (unos 8.500 €).

El color rojo bermellón, tan característico de estos torii y de muchos otros santuarios sintoístas de Japón, se debe a la creencia de que este color espanta a los malos espíritus. Caminando por sus túneles de toris encontrarás la imagen del zorro, que representa el mensajero del dios Inari. El zorro esta asociado con la inteligencia y la astucia, características de un buen comerciante. Podrás ver la imagen del zorro con una mazorca de arroz o con una llave en la boca (como en la foto de abajo). La llave, sería la llave del granero y él es el guardián de la riqueza y por tanto del almacén de arroz.

Merece la pena hacer parte de los 4 kilómetros de camino hacia la cima de la montaña. Al principio verás mucha gente, pero a medida que vayas subiendo verás menos y tendrás más posibilidades de tomar hermosas fotos. Es un lugar increíble no solo por sus hermosos torii, sino, también, por la naturaleza que lo envuelve. Te recomiendo hacer algunos de los rituales tan famosos en los santuarios japoneses:
- Comprar un Emma, pequeñas tablillas de madera, y escribir tu deseo. Las emma no se llevan a casa, se dejan en el templo para que los monjes sintoístas las quemen con sus oraciones y tu deseo en forma de humo llegue a los dioses.
- Probar suerte con los Omikuji, papeles de la fortuna. Primero tendrás que pagar, sacar un palito de una caja de madera en el que vendrá un número, adquirir el Omikuji con ese número y esperar a tu suerte. Si la predicción no es positiva, la puedes dejar atada en unas cuerdas que vas a ver al lado, de este modo cuando sean quemadas los malos deseos se esfumaran como el humo.
- Dedica un tiempo a probar la comida callejera japonesa. A la entrada del santuario encontrarás toda una calle llena de puestos de comida. Aquí puedes probar deliciosas Yakitori (brochetas de carne), los famosos Takoyaki (bolas de pulpo) y diferentes tipos de dulces con formas kawai. Para saber más sobre los principales platos japoneses, echa un vistazo a mi artículo: Gastronomía japonesa.

IMPORTANTE: El santuario Fushimi-Inari abre todos los días del año, no tiene hora de cierre y es gratuito. Esta situado justo a la salida de la estación JR Inari, segunda parada de la línea JR Nara que pasa por la estación de Kioto. Pero si vienes del palacio Imperial lo puedes hacer en metro. La línea Keihan pasa por el palacio imperial, estación Jingu-Marutamachi Station, y por el santuario Fushimi- Inari, estación del mismo nombre. Conviene visitarlo a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde para evitar las manadas de turistas.
Y para terminar el día, te recomiendo ir a cenar a uno de los barrios más conocidos de Kioto, PONTO-CHO. Ponto-cho es barrio con mucho ambiente y recomendado para visitarlo de noche, con sus maravillosos farolillos tradicionales y lleno de restaurantes. Son restaurantes muy pequeños pero con una comida excelente, uno de los que yo recomendaría sería: Nabariya donde podrás probar un jamón de carne Kobe exquisito.

DÍA 3: LO MENOS CONOCIDO
Camino del Filósofo
Este día lo vamos a dedicar a recorrer algunos de los lugares menos conocidos de Kioto, pero no por ello menos hermosos. Vamos a recorrer el camino del filósofo o Tetsugaku no michi y los templos y santuarios cercanos a él. Precioso durante la primavera por la floración del cerezo y también durante el otoño por los colores de las hojas de arces, camelias y azaleas.. Tiene unos dos kilómetros y discurre paralelo al estrecho canal Shishigatani. Este canal se construyó durante el periodo Meiji (1868-1912) para alimentar la primera planta hidroeléctrica de Japón y forma parte del sistema de canales que llegan hasta el lago Biwa. Recibe el nombre del filósofo japonés y profesor de filosofía Nishida Kitaro (1870-1945), quien solía meditar en esta zona de camino a la Universidad de Kioto.

Ginkaku-Ji
Nosotros empezamos por Ginkaku-ji o Templo del Pabellón plateado y continuamos hacia el sur, al templo Eikan-do. Para llegar aquí desde la estación de tren de Kioto toma el autobús número 17 ó 100. Ginkaku-ji fue construido en 1474 por el nieto del shōgun Ashikaga, quien quiso imitar la belleza del templo Kinkakuji, todo recubierto de láminas de oro. En este caso, el shōgun no pudo recubrir el templo de láminas de plata, como era su intención, así que a pesar de que el nombre se mantiene, la plata brilla por su ausencia. Ginkaku-ji tiene un espectacular jardín seco de arena blanca, conocido como ‘Mar de arena plateada’. Abre todos los días de 8:30 a 17:00 y su entrada cuesta 500¥.


Honen-In
A lo largo del paseo encontramos muchas pequeñas tiendas de artesanía, galerías de arte y cafeterías donde ir parando a cada pocos minutos Pero también hermosos templos que visitar como por ejemplo: Hōnen-in. Es muy pequeño y no tan concurrido como el templo de Ginkakuji u otros templos que encontraremos en el Camino de la filosofía, pero merece realmente una parada. Es muy bonito y al no tener tantos turistas, sus jardín nos invita a pararnos y relajarnos. En el interior, además, hay una galería con exposiciones de artistas locales y extranjeros. Su entrada es gratuita y está abierto de 6:00 a 16:00.

Nanzen-Ji
El Camino de la filosofía termina en el templo Eikan-do, uno de los mejores lugares desde donde disfrutar de las hojas de otoño o momiji en Kioto, pero te recomiendo seguir un poquito y acercarte hasta el templo Nanzen-ji. Como la mayoría de los templos, está compuesto por numerosas estructuras y subtemplos. Es un templo de la secta Rinzai de budismo Zen. Es un templo muy conocido por su enorme puerta San-mon de dos pisos y unos 22 metros de alto y de las que se obtienen unas magnificas vistas de todo el complejo y de Kioto. Popularmente se la conoce como la puerta Tenka Ryu-mon, «la mayor puerta del dragón». Y está considerada una de las tres grandes puertas de Kioto, junto con la puerta San-mon del templo Chion-in que vimos en el primer día, en el parque Maruyama.
Otro de los atractivos de este templo es un curioso acueducto construido entre 1881 y 1890. Formaba parte del sistema de canales que conectaban la zona del lago Biwa con la ciudad de Kioto, pasando por el complejo del templo Nanzen-ji y la cercana cuesta Keage. El objetivo de este sistema de canales era doble. Por un lado, permitir la circulación de pequeños barcos desde la bahía de Osaka hasta el lago Biwa transportando bienes de consumo. Por otro, la irrigación de la ciudad de Kioto tanto para la agricultura como para el consumo y la prevención de incendios. El acueducto mide 93 metros de largo y 14 metros de alto.

Tras pasar las dos hermosas puertas de entrada, típicas de los templos Budistas, se llega al salón principal, conocido, sin embargo, por su precioso jardín zen. Jardín que fue diseñado por Enshu Kobori, uno de los diseñadores de jardines más famosos de finales del siglo XVII. Entre muchas de las obras de este gran diseñador se encuentran también los jardines del Palacio Imperial que vimos el día anterior o los jardines del castillo de Nagoya y del castillo de Osaka. Tras un largo y ancho camino lleno de arces se llega al salón principal, famoso por su precioso jardín zen

Desde aquí te recomiendo seguir caminado por callecitas estrechitas llenas de templos. Y si te encuentras en Kioto en época de sakura acércate caminando desde Nanzen-ji a la cuesta Keage, uno de los mejores lugares para contemplar los cerezos en flor. La cuesta Keage realmente son unos railes de tren a lo largo de 581,8m, ya que se trata de una antigua ruta que conectaba los canales de Kioto con el cercano lago Biwa, para que los barcos superaran el desnivel que había entre la zona oriental del canal y la zona de la calle Niomon. Esta ruta estuvo en funcionamiento hasta 1948 y actualmente ha sido declarado Lugar Histórico Nacional.
Si te apetece puedes seguir caminando y regresar al barrio Gion, para volver a probar suerte y buscar a las Geishas y Maikos de este barrio. Por lo contrario puedes tomar el metro en la estación Keage y dirigirte hasta la estación Gion-Shijo. Te recomiendo acercarte al mercado de Nishiki donde se pueden encontrar productos rarísimos y maravillosos que se emplean en la cocina de Kioto. ¡No te lo pierdas! Este mercado tiene una historia de varios siglos, y muchas tiendas y restaurantes han sido regentadas por varias generaciones de la misma familia. La primera tienda que se abrió lo hizo en 1310 y al principio era solamente un mercado de pescado al por mayor y luego muchas tiendas repartidas por toda la ciudad fueron trasladando sus locales al Mercado Nishiki.

Y ADEMÁS:
Bosque de Arashiyama
Si dispones de más tiempo en Kioto, te aconsejo acercarte al bosque Arashiyama. Situado a tan solo 15 minutos de Kioto con la línea JR Sagano desde la estación de Kioto, estación Saga-Arashiyama. Arashiyama significa montaña por donde cruza el río Oí. El bosque de bambú es la clave de este distrito. Alrededor de 50 variedades de bambú habitan en el bosque Sagano Arashiyama, algunos superan los 20 metros de altura filtrando la entrada de los rayos de sol. El viento pasa entre los tallos de bambú dotando al entorno de un sonido particular, tal es así que los propios japoneses han votado este sonido como uno de “los 100 sonidos que hay que salvar de Japón”.

Templo Teryuji
El pueblecito también es muy agradable para dar un paseo por él. Hay varios templos que se pueden visitar en Arashiyama, pero quizás uno de los más bonitos es el templo de Teryuji, 1 de los 5 templos zen más grandes de Kioto, que merece una visita sobre todo por su hermoso jardín Zen, que data del siglo XIV.

El jardín posee un gran estanque que capta el reflejo de los árboles de arce y las grandes rocas de corte áspero de la periferia. Una particularidad del jardín es el uso de la técnica conocida como “shakkei. Se trata de incorporar elementos del exterior al diseño del jardín, en este caso podemos ver la colina sobre la cual se recuesta. Esta elevación está en el exterior del jardín y separada por el río Oí, que pasa justo por detrás de éste, pero se integran plenamente en el conjunto. Todo el conjunto de Teryuji fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994 por la UNESCO.

Kioto es una de las ciudades que más me han gustado de Japón. ¿Has estado? ¿Qué otra lugar nos recomendarías visitar de esta ciudad? Si quieres darte una vuelta por otras ciudades y otros increíbles paisajes a visitar de este hermoso país, mírate mi entrada dedicada a JAPÓN ESENCIAL.
Eres una genia.
Me encanta todo lo que escribes y todo lo que haces.
Un besazo
Gracias Isabel por tu comentario.
Muchas gracias por lo que escribes.
Nos está siendo de gran ayuda en nuestra aventura japonesa.
Que suerte tener gente como tu que comparte sus vivencias.