Jerusalén se ha convertido en una ciudad Santa para las tres principales religiones monoteístas: islam, cristianismo y judaísmo. Y es que sería Abraham, el padre de las tres religiones monoteístas, el que traería a su pueblo a estas tierras en el 1800 a.C. y donde acontecería el famoso «sacrificio de Isaac». Abraham dejaría descendencia en Isaac, y éste en Jacob. Más tarde y debido a los tiempos de sequías, el pueblo israelita se vio forzado a trasladarse a Egipto.

Pero según la Biblia, Moisés los liberó de la esclavitud y los condujo de vuelta a la Tierra de Israel hacia el 1250 a.C. cuando se da el famoso Éxodo. Esto dio paso a los primeros reyes: David y más tarde su hijo Salomón, quien construyó el Primer Templo (Templo de Salomón) en el siglo X a.C., como centro del culto judío.

Tras la muerte de Salomón llegaron tiempos duros en el reino de Israel. El Imperio Babilónico terminó conquistando Jerusalén y destruyendo el Primer Templo en el 586 a.C., obligando a los judíos a un nuevo éxodo hacia Babilonia. 48 años más tarde, el rey persa Cirio II permite el regreso de los judíos a Jerusalén, quienes construyen el que sería el Segundo Templo. Después de los persas y durante el periodo helenista, Jerusalén vivió una época de esplendor y peregrinación. Pero durante el periodo romano Judea se convierte en provincia del Imperio Romano y los judíos comienzan a ser oprimidos. En el 66 d.C. se da la Gran Revuelta Judía, que sería aplastada por las legiones de Vespasiano y Tito. Se destruye Jerusalén y el Segundo Templo y daría lugar a la diáspora judía. Acabando así el esplendor del pueblo judío.

¿Cuántos días se necesitan para ver esta ciudad?

Es aconsejable pasar al menos tres días en Jerusalén para poder conocer a fondo su riqueza histórica, religiosa y cultural. Se trata de una de las ciudades más antiguas del mundo y uno de los lugares imprescindibles que ver en cualquier RECORRIDO POR ISRAEL. Para conocer una ciudad con tantísima historia considero casi imprescindible reservar una visita con guía de la ciudad.

¿Cómo llegar a Jerusalén?

El aeropuerto más cercano a Jerusalén es el de Tel Aviv, que se encuentra a tan solo 41.5 km de distancia. Para llegar desde el aeropuerto hasta Jerusalén lo más rápido y cómodo es el tren rápido, que se puso en marcha en el 2018. Este tren comunica el aeropuerto directamente con Jerusalén en tan solo 26 minutos. Salen cada 20 minutos desde el aeropuerto, siendo el primero del día a las 6:30 y el último a las 23:06. El precio del billete es de 17 ILS (5€). Para saber bien los horarios puedes hacerlo directamente a través de la página web de los trenes de Israel.

Si estás alojado en Tel Aviv también puedes llegar en tren a Jerusalén, aunque implicará hacer un cambio de tren. La mejor opción de momento, hasta que no haya trenes directos, es hacer este trayecto en autobús. Desde la sexta planta de la estación central de Tel Aviv sale cada 15 minutos el autobús 405 que te llevará directamente hasta Jerusalén. El billete de autobús es de 16ILS y el recorrido es de escasamente una hora.

Otra opción sería los “sherut” (taxis compartidos. Estos son la única opción para trasladarte de una ciudad a otra durante el Sabbat y suelen costar solo unos séquels más. Salén de la entrada principal de la estación central de autobuses de Tel Aviv. En Jerusalén los sherut salen de la esquina de HaRav Kook St y Jaffa Rd, cerca de Zion Sq.    

En el caso de que llegues desde Jordania, como fue nuestro caso. Tienes dos opciones: 1º que tu guía y conductor (previamente contratado) te esté esperando del lado israelí en la frontera de Puente Allenby (King Hussein Bridge para los jordanos). Ésta es la frontera más cercana a Jerusalén. La segunda opción sería tomar el autobús desde esta misma frontera hasta la ciudad de Jerusalén que hay cada cierto tiempo. Para ver como cruzar frontera entre Jordania e Israel, echa un vistazo: CRUCE DE FRONTERAS PARA ENTRAR O SALIR DE ISRAEL

¿Cómo recorrer Jerusalén?

El casco histórico de Jerusalén está dividido en 4 barrios: el musulmán, el cristiano, el judío y el armenio, y cada uno de ellos tiene su propio estilo y sabor. La ciudad vieja tiene más de 3.000 años y está completamente bordeada por unas impresionantes murallas. Aunque no fue hasta 1538 que Solimán el Magnífico puso la primera piedra para construir la muralla. Dentro también se encuentra el monte Moria o monte del Templo, lugar donde se encontraba el Templo sagrado de los judíos. La ciudad vieja es muy pequeña y se puede visitar a pie.

Fuera de las murallas encontramos otros barrios interesantes, como el Monte de los Olivos, Ein Karem o el barrio donde se encuentra el mercado Mahane Yehuda. Para llegar a estos otros barrios se puede hacer a pie o en taxis. Pero la ciudad cuenta con una buena red de líneas de autobuses que cubren todos los barrios de Jerusalén.

Para mí, personalmente, la mejor forma de recorrer Jerusalén es a pie y, sobre todo, de la mano de un buen guía que te haga teletransportarte a la época del Rey David o de Herodes. Sin duda, creo que la figura de un guía es imprescindible si quieres conocer bien la historia, cada rincón y cada monumento e incluso la esencia de Jerusalén. Nuestro guía fue lo máximo, el mejor seguramente y nos hizo sentir a través de los cinco sentidos esta hermosa ciudad. Tuvimos la suerte de conocer la ciudad en periodo de Sabbat y fue una experiencia inolvidable. Para saber un poco más de cómo se vive el Sabbat en Jerusalén, te recomiendo leer: ¿VIAJAR A ISRAEL EN SABBAT?

Nosotros llegamos desde Jordania, nuestro guía nos recogió directamente en la frontera, Al llegar a Jerusalén empezamos nuestro recorrido por el monte de los Olivos.

Monte de los Olivos

Esta colina, al este de la ciudad de Jerusalén, toma su nombre de los olivos que hay en sus laderas. Lugar sagrado para los cristianos, por ser el monte, donde según las descripciones bíblicas, Jesús realizaba sus oraciones, o donde pasó su última noche antes de ser arrestado el Jueves Santo. Pero también es un lugar importante para los judíos, por ser el lugar donde, según el libro de Zacarías, Dios empezará a redimir a los muertos cuando el Mesías regrese el día del Juicio Final. Por esto es escogido por muchos judíos para ser enterrados aquí, se dice que las mejores parcelas cuestan a partir de 100.000$. Hoy en día, es el cementerio más antiguo del mundo en uso continuado, hay unas 150.000 tumbas. Entre estas tumbas se encuentran las de algunos profetas, como Zacarías, y rabinos importantes.

Cementerio judío en Monte de los Olivos

Desde aquí una de las cosas que más nos impresionó fueron las vistas a la ciudad. Impresiona la vista que tenemos al frente: la ciudad amurallada, muralla con siete puertas que dan acceso a sus cuatros barrios principales. En el medio de esta muralla destaca la cúpula dorada, icono de esta ciudad, la cúpula de la Explanada de las Mezquitas. Pero el gran encanto de este mirador es poder observar tanto lugares sagrados cristianos (el Santo Sepulcro), judíos (cementerio que se extiende por todo el monte de los Olivos), como islámicos (Cúpula de la Roca o mezquita de Al Aqsa).

El conductor nos dejó al lado del hotel Seven Arches. Desde el mirador comenzamos a bajar por una callecita empedrada y con murallas a ambos lados, para llegar hasta la Iglesia Dominus Flevit. Fue construida en el lugar donde se dice que Jesús vio la ciudad de cerca y se puso a llorar por ella. De hecho, eso es lo que significa Dominus Flevit: El Señor lloró. Nosotros aprovechamos para conocer los jardines y hacer unas bonitas fotos de grupo. Abierta de 8:30-17.

Continuamos descendiendo la colina hasta llegar al Huerto de Getsemaní. Este lugar emblemático es donde Jesús se retiraba con sus apóstoles, además de ser el sitio donde fue apresado tras la traición de Judas. En el jardín hay varios olivos de los que habla el Nuevo Testamento, que según se dicen son los mismos que contemplo Jesucristo. “Creer o no, es una cuestión de fe” que está en mano de cada uno. Al lado de este jardín o huerto, se encuentra la iglesia de la Agonia o de Todas las Naciones. La iglesia fue construida en el lugar donde se cree que Jesús rezó antes de ser juzgado y crucificado. Está regentada por Franciscanos y en su interior se pueden ver unos mosaicos que representan a Jesús cargando con el sufrimiento del mundo (de ahí la Agonía).

Iglesia de la Agonia o de Todas las Naciones

En la parte baja del monte de los Olivos, nos volvió a recoger nuestro conductor para llevarnos hasta la ciudad antigua. Para entrar a la antigua ciudad amurallada de Jerusalén deberás cruzar alguna de las 7 magníficas puertas que rodean la ciudad. En realidad, son ocho, aunque la Puerta de la Misericordia, la más antigua de todas y que permitía el acceso directo a la Explanada de las Mezquitas, fue sellada por los musulmanes al conocer que, según la tradición judía, el Mesías cruzaría por allí cuando regresará.

Puerta de Jaffa

La primera vez que penetramos las murallas, fue a través de la Puerta de Jaffa, situada al lado de la Torre de David. Se llama así porque era la que conectaba la ciudad con el viejo puerto de Jaffa, junto a Tel Aviv. Es una de las seis puertas originales que quedan de las construidas por Solimán el Magnífico. Al entrar haces el recorrido de un ángulo recto, elemento de diseño que se construía en la mayoría de las puertas para ralentizar el avance de la caballería enemiga.

Puerta de Jaffa

Esta puerta da acceso al barrio armenio, el más pequeño de los cuatro. Aquí se encuentra la Catedral de Santiago. Con el guía recorrimos algunas de sus calles laberínticas. También nos llevó a pasear por los tejados, desde dónde disfrutamos de unas increíbles vistas de la ciudad y de la Cúpula de la Roca. Aquí nos acompañó un grupo de militares judíos que estaban haciendo una visita guiada al igual que nosotros. Sorprende lo jóvenes que son.

Según nos cuenta nuestro guía Moisés, el servicio militar es obligatorio para todos los israelís mayores de 18 años. Los hombres sirven por dos años y ocho meses, y las mujeres por dos años. Sin embargo, los hombres ultraortodoxos que estudian en seminarios religiosos y las mujeres de familias ultraortodoxas están exentos. Los ultraortodoxos no reconocen la entidad con el nombre de Israel, pues está no debe existir antes de la venida del Mesías judío. Además, sienten que, como soldados, tendrían que hacer frente a un comportamiento poco ortodoxo de otros judíos más liberales.

El barrio armenio se originó a raíz de que muchos peregrinos armenios se establecieron aquí cuando su reino, el primer estado en ser declarado cristiano en todo el mundo allá por el 301, desapareció en el siglo IV y tomaron Jerusalén como su nueva capital espiritual.

Barrio judío

Después continuamos nuestro recorrido por el barrio judío que limita con el armenio. Este barrio fue completamente reconstruido después de los bombardeos jordanos sufridos durante la Guerra de los Tres Días. Por ello tiene un aspecto más moderno y sus calles son menos laberínticas que el resto de los barrios de Jerusalén. En este barrio viven unas 2000 personas, una décima parte de lo que había a principios del siglo XX. La vía principal de la ciudad romana y bizantina, una avenida de 22 m de ancho, ha sido encontrada en este barrio.

Barrio Judío de Jerusalén

Curioso que lo que normalmente suele ser un espacio de calma y tranquilidad, estaba en este momento lleno de vida y ajetreo. Era viernes por la tarde, a punto de comenzar el “SABBAT” y las calles del barrio judío eran un hervidero de judíos ortodoxos que iban y venían, terminando sus quehaceres (cocina, trabajos en casa…) que no podrían retomar hasta la noche del sábado. Según el sol iba cayendo, más y más judíos salían a la calle y todos se dirigían hacia el Muro de las Lamentaciones.

Nuestro guía nos llevó dando un paseo por el barrio judío, donde se encuentran numerosas sinagogas y centros de estudios de la Torá y del Talmud. Una de las sinagogas más emblemática es la Sinagoga Hurva, ubicada en pleno barrio judío. No pudimos ver su interior, pues ya estaban los judíos del barrio preparados para comenzar las oraciones del Sabbat, pero por el exterior es muy bonita. He leído que lo mejor de esta mezquita son las vistas de 360º que se obtienen desde las ventas de su cúpula.

Muro de las Lamentaciones

No hay sitio más emblemático de Israel que el Muro de las Lamentaciones (Western Wall) ya que es el sitio sagrado del judaísmo. Durante el Shabbat, además de ir a las sinagogas, muchos van allí a rezar el Torá colocando sus manos sobre las piedras con 2000 años de antigüedad. En realidad, puedes ir cualquier día de la semana y encontrarás personas allí rezando, pero en el Shabbat la visita es mucho más auténtica. Nosotros tuvimos la gran oportunidad de vivir en directo esta jornada sagrada. Ver el muro, por primera vez, durante el comienzo del Sabbat, cuando los judíos acuden en masa a él para orar, será una imagen que de seguro no olvidarás jamás.

Muro de las lamentaciones en Sabbat

A medida que te vayas acercando al Muro, el gentío y el barullo de cánticos irá en aumento. Al llegar, la muchedumbre colapsaba los accesos a la explanada y la escena que vimos nos dejó boquiabierto: grupos de personas bailando, cantando, aupándose y celebrando. Había de todas las edades: ancianos, universitarios, soldados israelíes, familias con niños…. Miles de personas rezando mirando al muro, mientras unos sostienen libros en sus manos, otros se balancean y otros intentan llegar lo más cerca posible del muro, para tocarle.

Por otro lado, es costumbre introducir un pequeño papel con plegarias o deseos entre las rendijas del muro. Dicen que la mayoría pide, en estos papeles, para que vuelva a ser la Tierra de Israel y puedan retornar todos los exiliados judíos. Cada cierto tiempo las notas son retiradas y se entierran junto con el siguiente difunto que va a ser sepultado en el Monte de los Olivos. Fue increíble observar a los más ortodoxos con sus voluptuosos sombreros, sus largas barbas y sus curiosos tirabuzones. Además de observar a las mujeres con sus vestimentas que pareciesen de los años 70 (muy anticuadas para nuestros tiempos) y con pelucas como nos había comentado nuestro guía. Para saber un poco más sobre los judíos ortodoxos echa un vistazo a mi entrada de JUDAÍSMO.

Para entrar a la esplanada del muro hay que pasar un control de seguridad. Se recomienda paciencia y pensar que esto es para garantizar la seguridad de la gente, pero sobre todo asegúrate de no llevar nada puntiagudo. Una vez pasada la revisión, toca separarse. Los hombres a la izquierda y mujeres a la derecha. Los hombres deben cubrirse la cabeza con una kipá (gorro pequeño de los judíos) que prestan a la entrada. En el caso de las mujeres, deberán llevar tapados los hombros y brazos y piernas hasta por debajo de las rodillas. Se puede llegar hasta el muro y tocarlo, pero siempre guardando el respeto.

El Muro de las Lamentaciones es el único vestigio que queda, hoy, del Segundo Templo de Jerusalén, erigido por Herodes y destruido por el emperador Tito durante la primera guerra judía. En realidad, fue el muro occidental de contención del Segundo Templo. Detrás de él se encuentra la Explanada de las Mezquitas y el antiguo Monte Moria. Durante el período otomano, el lugar se convirtió en el centro de peregrinación al que acudían los judíos para llorar y lamentar la destrucción del templo, y por ello se lo conoce como muro de las Lamentaciones. Pero los judíos lo llaman “Kotel”, lo que significa simple y llanamente “Muro Occidental” en hebreo. La zona frente al muro hoy funciona como una gran sinagoga al aire libre.

Los judíos tienen prohibido la entrada en la zona de la Explanada de las mezquitas, pues solo al sumo sacerdote podía pisar los cimientos sagrados del Templo. Así para evitar pisar sobre algo sagrado comenzaron a rezar junto a los restos de la estructura original. Desde 1948 y durante 19 años los judíos estuvieron privados del acceso al muro, cuando la Ciudad Vieja fue invadida por los jordanos y se expulsó a la población del barrio judío. Cuando los judíos regresaron después de la Guerra de los Seis Días, se arrasaron las casas árabes vecinas al muro y se abrió la plaza actual frente a él.

Muro de las Lamentaciones

Y con todo este gran espectáculo terminamos nuestro primer día en Jerusalén. Muy emocionados por todo lo que habíamos visto, sin duda fue la mejor presentación que podíamos haber tenido de esta ciudad. Moisés, nuestro guía, nos dejó en el hotel y fuimos a cenar cerca de él. Como era Sabbat había pocos restaurantes abiertos, pero siempre hay algo abierto para los turistas.

Ein Karem

Al ser hoy sábado, día en el que no se puede visitar la Esplanada de las Mezquitas, decidimos dedicar la mañana para visitar Ein Karem, un hermoso barrio a las afueras de la ciudad. Este bonito pueblo o barrio está rodeado de cedros libaneses y pinos autóctonos y hay varias iglesias bonitas. Es un lugar donde acuden bastantes peregrinos cristianos, pues se le identifica como probable hogar de Isabel, madre de San Juan Bautista.

Aquí visitamos la Iglesia de San Juan Bautista propiedad de los franciscanos. En ella se encuentra la gruta en la que se cree nació Juan Bautista.

También visitamos la iglesia de la Visitación levantada sobre el supuesto emplazamiento de la casa de Zacarías e Isabel. La iglesia toma su nombre de la visita de María a Isabel cuando ambas estaban embarazadas. La oración que se dice que pronunció María («Mi alma engrandece al Señor») está grabada en las paredes en más de 40 lenguas.

Museo de Israel

El resto de la mañana lo dedicamos a visitar el Museo de Israel. Este museo es espectacular y sin duda debería estar dentro de tu lista «a visitar en Jerusalén». En este museo se exhiben tesoros de incalculable valor, como por ejemplo los manuscritos del Mar Muerto. Estos manuscritos son el documento bíblico hallado más antiguo del mundo, clave para comprender la historia del judaísmo y la aparición del cristianismo. Estos manuscritos son más de 900 rollos y fueron descubiertos en 1947 y se remontan al siglo II d.C. Se cree que fueron escritos por un grupo de judíos ascéticos llamados esenios, que habitaron en la zona durante unos 300 años. La exposición explica la historia de los rollos y de los esenios, y exhibe algunos de los documentos originales.

Uno de los monumentos dentro del museo es una fuente en forma de tapa, simboliza las vasijas en las que se conservaban los Manuscritos del Mar Muerte.

Museo de Israel

Personalmente lo que más me sorprendió del museo fue la maqueta del Segundo Templo. La maqueta representa la ciudad de Jerusalén como era antes de la gran revuelta contra los romanos del año 66 d.C. La maqueta es fantástica, está construida íntegramente en piedra caliza y tiene unas dimensiones de 81.000m². La verdad que además de ser impresionante, viene muy bien para comprender mejor la historia del país y entender cómo era la ciudad en la época de Herodes el Grande.

Por la tarde lo dedicamos a visitar la ciudad de Belén. Ciudad palestina que se encuentra a tan solo 11 km de Jerusalén y donde se encuentra la iglesia de la Natividad y los grafitis de Bansky en el dramático muro de segregación entre el territorio de Israel y Palestina. Para conocer un poquito de Belén, échale un vistazo a la entrada donde os hablo de los TERRITORIOS PALESTINOS.

Muro de la Vergüenza

Puerta Dung

El tercer día de Jerusalén, salimos del hotel poco antes de que dieran las 7 de la mañana para llegar a la Explanada de las Mezquitas de los primero y evitar las filas de acceso. Esta vez entramos en la ciudad por la Puerta Dung, también llamada Puerta del Estiércol o de los Desperdicios. Se trataba de la salida de la basura de la ciudad, por lo que tampoco destaca demasiado por su belleza. Ahora la puerta da acceso directo al Muro de las Lamentaciones o a la Explanada de las Mezquitas. Por ser un acceso directo al Muro de las Lamentaciones hay que pasar el típico control de seguridad. Apenas miran un poco la mochila y para dentro.

Explanada de las mezquitas

Para acceder a la Explanada de las Mezquitas tienes que pasar la puerta Dung y llegar a través de una pasarela de madera hasta la puerta de Al-Mughradia, situada a la derecha del Muro de las Lamentaciones. Los horarios son bastantes restringidos y solo se permite la entrada a los turistas de domingo a jueves de 07:30h a 10:30h y de 12:30h a 13:30h. Te recomiendo llegar con tiempo pues se forman largas colas en los controles, nosotros llegamos sobre las 7:15 y apenas había 10 personas delante nuestra.

Ten en cuenta que la entrada a la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa, está prohibida a los no musulmanes. Tampoco se puede acceder a la explanada con simbología religiosa o con pantalones corto. Si tienes un colgante de cruz o cualquier símbolo religioso déjalo en el hotel, para no tener problemas en el control de la entrada. Recuerda que para acceder es obligatorio llevar el pasaporte. No lleves nada puntiagudo y debes ir con pantalón largo (o falda larga) y hombros y espaldas cubiertas y nada de escote.

La Puerta Mugrabi o de los Moros es el único acceso para los no musulmanes. Las otras puertas (hay nueve puertas que conectan la Explanada con las calles circundantes) que dan a la Explanada solo se pueden utilizar para salir, pero no para entrar.

Desde la pasarela que da acceso a la puerta Mugrabi puedes ver a la izquierda el muro y hacia la derecha los restos de la ciudad del Rey David. Pero el gran sueño de David lo llevó a cabo su hijo. Fue su hijo Salomón quien construyo el primer Templo Sagrado, la Casa del Eterno en el Monte de Moria, y lo unió a la ciudad, y allí guardó el Arca de la Alianza y el candelabro de los siete brazos (el objeto más sagrado del judaísmo). Este Primer Templo fue destruido y reconstruido poco después dando origen al Segundo Templo, del que se conserva solo el Muro de las Lamentaciones. Nacía así el lugar más sagrado del judaísmo, donde actualmente se encuentra la Explanada de las Mezquitas.

El templo se construyó en este lugar porque según la historia es el lugar donde se sitúa el sacrificio de Isaac por parte del profeta Abraham (que finalmente Dios perdonó). Además de ser considerado por los textos bíblicos donde Dios amontonó la tierra para dar forma a Adán, o donde personajes históricos como Caín o Abel realizaban sus sacrificios. Y es aquí donde los judíos esperan que se construya el tercer Templo el día que regrese el Mesías.

Este lugar también es uno de los tres lugares más sagrados para los musulmanes junto a La Meca y Medina, al ser el sitio desde donde el profeta Mahoma subió al cielo en el 621. En este punto se encuentra la gran roca de la ascensión, protegida por el espectacular edificio de la Cúpula de la Roca. Según la creencia judía, este templo y la Mezquita de Al-Aqsa se construyeron encima de los cimientos del Primer y el Segundo Templo, de ahí el origen de todos los problemas. La cúpula de la Roca es un santuario que presume por ser la construcción árabe más bella y antigua, data del S.VII.

Dimos un paseo alrededor de la explanada, donde se pueden ver la mezquita de Al-Aqsa, “la mezquita más lejana” una de las mezquitas más antiguas del mundo y los arcos de piedra conocidos como Balanzas de las Almas, donde según las creencias de los musulmanes se colocaban balanzas para pesar las almas de los muertos. Dentro de la explanada podéis ver otra de las puertas que da entrada o salida a la ciudad de Jerusalén, la puerta Dorada. Esta puerta es la única que permanece sellada desde 1541. Solimán el Magnífico quiso así impedir el acceso del Mesías, que se dice que vendría el Día del Juicio Final.

Curiosamente el control religioso de la Explanada de las Mezquitas fue entregado, después de la Guerra de los Seis Días, por el dirigente israelí a los líderes musulmanes de Jerusalén. Esto no es plato de buen gusto para los judíos de la ciudad y suele ser el motivo de alguna que otra protesta e incidente entre musulmanes y judíos.

La Roca en la Explanada de las Mezquitas

Para salir de la explanada lo hicimos la puerta Bab Hittla que da hacia el barrio musulmán. 

Barrio musulmán

Este barrio es el más grande de los cuatros barrios del casco histórico, pero también es el más caótico y está lleno de zocos árabes. Esta parte creció durante la época de los mamelucos (entre siglo XIII – XV), que tras expulsar a los cruzados iniciaron la construcción de numerosas mezquitas y madrazas para consolidar la presencia del islam en estas tierras. El barrio está atravesado por la famosa vía Dolorosa.

Vía Dolorosa

La calle en la que Cristo hizo los últimos tramos de su vida cargando la Cruz. El recorrido de la Vía Dolorosa arranca en la llamada puerta de los Leones y atraviesa las calles hasta el monte Gólgota, situado en el interior del Santo Sepulcro. Aunque no seas creyente, merece la pena hacer este camino, pues se trata realmente de un recorrido por algunas de las calles más bonitas y mejor conservadas de Jerusalén. Además, resulta realmente curioso ver a grupos de cristianos de diferentes etnias y costumbres que la hacen con una gran devoción y van cantando. Nosotros vimos a un grupo de surcoreanos que iban todos muy fashion y con megáfono en mano rezando.

Durante esta ruta pasarás por los 14 puntos o estaciones que tuvieron un significado especial en el trayecto que Cristo hizo cargando la Cruz, hasta su crucifixión. Las diferentes estaciones están marcadas con un panel de hierro y en alguno de los puntos se construyeron pequeñas capillas e iglesias para conmemorar el momento histórico. Las dos primeras estaciones están nada más pasar la puerta de los leones, este fue el lugar donde fue interrogado y condenado por Poncio Pilato. En las siete estaciones siguientes se conmemoran hechos como las tres caídas de Cristo con la Cruz, el encuentro con su madre, la ayuda que le presta Simón el Cirineo, el momento que una mujer le limpia el rostro y el encuentro con las mujeres piadosas. Pasada la estación 6, se abandona el barrio musulmán para entrar en el barrio cristiano.

Via Crucis en la Via Dolorosa

Las últimas cinco estaciones están todas en el interior de la Basílica del Santo Sepulcro. Aquí podrás ver los lugares donde Jesús fue despojado de sus vestiduras, donde fue clavado en la cruz, donde murió, donde fue bajado y donde se le dio sepultura.

Via Dolorosa

Para llegar al Santo Sepulcro, nuestro guía lo hizo atravesando el Monasterio Etíope. Me pareció el lugar más peculiar y auténtico de todo el Vía Crucis. El monasterio se encuentra confinado en la azotea de la iglesia del Santo Sepulcro y aloja a un pequeño grupo de monjes que viven entre las ruinas de un claustro medieval construido en época de las Cruzadas. Es un lugar al que se llega subiendo unas escaleras, luego se desciende otras escaleras estrechitas que dan a una capilla muy rústica y a través de ella se sale al patio del Santo Sepulcro. La verdad que me pareció de los lugares más entrañables que vimos dentro de todo el aborigen de templos cristianos.

Santo Sepulcro

Es el principal templo del cristianismo. Lugar donde, según los Evangelios, se produjo la Crucifixión, se ubicó su tumba, y donde tuvo lugar la resurrección de Cristo. Siempre está a rebosar de fieles. Recomiendan su visita a primera o última hora del día. (Verano: 5.00 – 21.00 horas / Invierno: 4.00 – 19.00 horas).

Aquí dentro se encuentran las últimas estaciones del Vía Crucis. La iglesia se encuentra sobre el montículo donde la tradición señala que Cristo fue crucificado –Gólgota en arameo y Calvario en latín. Nada más entrar, se puede ver la Piedra de la Unción donde el cuerpo de Jesús fue depositado tras bajarle de la cruz y lavado antes de su sepultura (estación XIII). Justo a la derecha hay una especie de escaleras que lleva a una capilla, donde según cuenta la biblia Jesús fue despojado de las vestiduras y clavado en la cruz (estaciones X y XI). En el centro de esta capilla se encuentra una piedra marcada con un disco de plata, cuyo agujero ubicó la cruz de Jesús y donde murió (estación XII).

Hacia la izquierda de la Piedra de la Unción se encuentra el Edículo, un edificio de mármol que protege lo que muchos creen haber sido la sepultura de Jesús de la que resucitó al tercer día. Entrar en este habitáculo o en el Santo Sepulcro puede llevarte mucho tiempo, pues se forman largas colas de devotos y turistas. Nosotros ni lo intentamos. La fila era de al menos dos horas y la verdad, me pareció mucho más interesante conocer la historia y deambular por las diferentes capillas.

La iglesia está dividida y al mismo tiempo custodiada por seis grupos cristianos: católicos, ortodoxos griegos, ortodoxos armenios, ortodoxos sirios, ortodoxos etíopes y ortodoxos coptos. Cada uno de los cuales tiene monjes que viven allí y diferentes capillas bajo su control, de ahí el aspecto tan misterioso y extraño del templo. En 1853 el sultán otomano Abdulmecid I emitió el Status Quo que dictaminó que no habría más transferencia de propiedades y derechos dentro de la Iglesia. Este Status Quo aún está en vigor y rige todas las facetas de la vida en la iglesia, desde los horarios programados de los servicios y los idiomas de las misas hasta la ruta de las procesiones. No se puede hacer ningún cambio sin el consentimiento de las seis comunidades.

Las relaciones entre estas comunidades religiosas son muy tensas y a veces desembocan en violencia por el control sobre partes del edificio. Los griegos son los que poseen más metros cuadrados, mientras que los etíopes controlan el tejado. Pero estos últimos lograron ocupar un trozo extra en un descuido copto allá por 1970. En 2002, un monje movió su silla unos centímetros y hubo hasta heridos. La policía israelí ha debido intervenir para pacificar más de un encontronazo. Por ello, las renovaciones y reparaciones son casi inexistentes. En la imagen de abajo podréis ver una pequeña escalera de obra debajo de la ventana de la derecha. Esta escalera fue colocada ahí en 1757 y sigue en el mismo lugar porque aún no se han puesto de acuerdo para retirarla de allí. Ni siquiera para este asunto liviano -retirar una vieja escala- se han podido poner de acuerdo.

Santo Sepulcro

Otra de las curiosidades de este templo es que la llave que abre y cierra la doble puerta del templo no está en posesión de ninguno de los representantes cristianos. La llave y el honor de abrir y de cerrar la puerta lo tienen dos familias musulmanas desde tiempos de Saladino (siglo XII). Mientras que una familia tiene la llave, la otra tiene a su cargo el trabajo físico de abrir y de cerrar la puerta. Cuando la puerta cierra, varios representantes cristianos de las seis comunidades religiosas quedan encerrados hasta el momento del amanecer del día siguiente. A la hora de la apertura y la clausura del templo se encuentran los representantes de estas dos familias musulmanas, varios clérigos de las diferentes comunidades religiosas y varios policías israelís que supervisan la ceremonia.

Después de esta mañana tan productiva e intensa. Abandonamos la ciudad vieja para acercarnos a uno de los mercados más interesantes de la ciudad.

Mercado Mahane Yehuda

Es un mercado muy concurrido por los locales, se encuentra en la parte moderna de la ciudad. Hay numerosos puestos de venta de todo tipo de productos (dulces, pescados, verduras, aceitunas, quesos…). Pero, sobre todo, es un lugar muy recomendable para comer algunos de los platos típicos de la gastronomía israelita. Llegamos a este mercado sobre las 2 de la tarde, es decir, a la hora de comer. Hay una encantadora placita llena de restaurantes muy recomendado para pasar el rato y tomar unas cervezas. Pasamos un agradable rato, probando varios platos típicos de la zona, donde por supuesto no puede faltar el humus y tomando unas cervezas. Luego dimos un paseo por sus puestos de frutos secos, olivas y dulces. Podrás ver muchos puestos llenos de grandes piezas de halva (turrón de pasta de sésamo).

Halva (turrón de pasta de sésamo).

En la tarde/noche volvimos a la ciudad viaje para recorrer sus calles por última vez. Esta vez sin guía, sin rumbo, deambulando por sus zocos y empapándonos de su ambiente por donde circulan gentes de todas las religiones, razas, colores y culturas. Es fácil perderse por su entramado de calles laberínticas, pero no hay ningún peligro. La verdad que fue un momento que disfrutamos mucho, caminando por estas callecitas, aunque con tantas tiendas se hacía difícil pasear sin detenerse.

Torre de David

Nos hubiera gustado ver el espectáculo nocturno en La Torre de David junto a la puerta de Jaffa. Se trata de un juego de luces y proyecciones al aire libre que recrea la historia de la ciudad dentro de la antigua fortaleza medieval que hoy alberga el Museo de Historia de Jerusalén. Pero lamentablemente no conseguimos entradas para ninguna de las noches que estuvimos en Jerusalén. Si no te lo quieres perder conviene reservar con tiempo: ESPECTÁCULO NOCTURNO EN LA TORRE DE DAVID.

Otra de las cosas que no nos dio tiempo a hacer, es pasear por encima de las murallas. Nada más pasar la puerta de Jaffa, al lado de la Ciudadela y la oficina de Turismo se encuentra la entrada a la muralla. Me imagino que las vistas de la Ciudad Vieja tienen que ser espectaculares.

Es una ciudad para repetir, por lo cual no importa dejarse algo sin ver, siempre puede ser una buena excusa para regresar. En definitiva, me pareció una ciudad muy interesante y me sorprendió bastante, no me la esperaba para nada tan atractiva. Puede ser que al no estar muy interesada en la religión y al identificar está ciudad como algo conflictiva, nunca me planteé en visitarla y cometí el error de no investigar sobre ella. Por eso considero que a esta ciudad se le puede aplicar perfectamente el dicho: NO JUZGAR ANTES DE CONOCER.

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