Todo empezó cuando mi pareja me propuso subir la montaña más alta de África y mirando en mapa, encontré que estaba en Tanzania. Me pareció un planazo y no me lo pensé dos veces. Rápidamente nos pusimos al ordenador y reservamos lo único imprescindible que hay en un viaje: EL VUELO. Acto seguido decidí apuntarme al gimnasio para ponerme en forma y afrontar la subida al Kilimanjaro; sólo había un inconveniente en todo esto: APENAS TENÍA 15 DÍAS PARA PREPARARME FÍSICAMENTE, porque mentalmente siempre estoy preparada para un nuevo viaje, una nueva aventura o experiencia sin importar a donde. Tendría que haber hecho una foto de la cara del monitor del gimnasio, cuando le conté mi plan de subir el Kilimanjaro (que seguramente tuvo que buscar en Internet). Sobre todo, cuando le conté que tan solo tenía 15 días para prepararme. Su cara era un poema, jajaja

22 DÍAS EN TANZANIA, IMPRESCINDIBLES para poder conocer lo mejor del país

¿Qué necesitamos saber antes de viajar a Tanzania?

¿Qué vacunas se necesitan para Tanzania?

Es conveniente acercarse al Centro de Vacunación Internacional, aquí te informarán de las vacunas que vas a necesitar para poder visitar Tanzania. Lo normal sería: Fiebre Tifoidea, Fiebre amarilla, Hepatitis A y B y malaria. Lo bueno, es que la vacuna de la Fiebre amarilla y las de Hepatitis te servirán para futuros viajes

Mejor época para ir a Tanzania.

Nosotros fuimos en Febrero 2005, lo importante es evitar los meses de lluvia que son entre Abril y Mayo y el mes de Enero.

¿Qué llevar para tu viaje a Tanzania?

Ropa cómoda, mallas largas y cortas, camisetas de deporte de manga larga y de manga corta, una chaqueta y pantalones de montaña. Importante si se pretende subir el Kilimanjaro: ropa térmica; cortavientos; un buen saco de dormir que resista a temperaturas bajo cero; chubasquero; linterna frontal y botas de montaña. También algo de ropa para la playa si quieres pasar unos días en Zanzíbar al final del viaje.

¿Cuál es la moneda de Tanzania?

La moneda de Tanzania es el Chelín Tanzano, que se puede conseguir en cualquier Forex Bureau y los hay en las ciudades principales. Es conveniente llevar dólares americanos. Safaris, vuelos y otras actividades se pagan en dólares.

Visado de Tanzania:

Se paga directamente en el aeropuerto a la entrada de Tanzania, aproximadamente 60$. No es necesario tramitarlo por adelantado.

Libros para leer antes o durante el viaje a Tanzania: 

El sueño de África y Vagabundo en África de Javier Reverte; Las nieves de Kilimanjaro de Ernest Hemingway.

No hay mayor placer que leer un buen libro de una historia relacionada con lo que estas visitando. Leyendo El sueño de África, durante la subida al Kilimanjaro, rodeada de un paisaje mágico.

NUESTRA LLEGADA A ARUSHA

Volamos con KLM: Madrid – Ámsterdam – Arusha. Arusha es la ciudad desde donde se contratan habitualmente los safaris y desde donde se parte para el famoso ascenso al Kilimanjaro. La montaña más alta de África, con 5895 metros. Llegamos sin tener nada contratado, así que lo primero que hicimos fue tomar un taxi en el aeropuerto y dirigirnos al edificio Arusha International Conference Centre (AICC),. En este edificio se encuentra el mayor número de compañías de safaris y así poder negociar nuestros safaris. Teníamos claro que queríamos, principalmente, subir el Kilimanjaro, pero por supuesto también estábamos interesados en ver animales en el Serengueti y el Ngorongoro, los parques más conocidos de África.

Hay muchas compañías, nosotros nos decidimos por una pequeña que se llama Shidolya Tours & Safaris. Después de varias horas de negociaciones, regateo y varios tés a los que nos invitaron, conseguimos reservar lo que queríamos. Nos acompañaron a sacar dinero de un cajero y nos ayudaron a encontrar un hostel/albergue para pasar la primera noche. Aún no habíamos buscado nada y necesitábamos dar una dirección para que nos fueran a recoger al día siguiente y comenzar nuestras andanzas. Fue el alojamiento más lujoso que tuvimos durante toda nuestra estancia (The White House of Tanzania). Aquí dejo una foto del este:

Una vez instalados, decidimos dar una vuelta por Arusha. Esta ciudad fue fundada en 1896 por los alemanes tras derrotar a la tribu waarusha y repoblarla con mercaderes indios, granjeros alemanes e inmigrantes africanos. No es una ciudad muy llamativa, pero fue nuestro primer contacto con Tanzania.

Aursha tiene un mercado bastante interesante, donde se puede ver a la población comprando carne, fruta, ruedas, todo tipo de objetos tallados en madera, tinga-tingas (pinturas sobre tela realizadas por artistas tanzanos) y muchos otros objetos que nunca sabremos para que los usan. Interesante ver a las mujeres con sus cestos en la cabeza y sus trajes de bonitos colores africanos. Siempre he pensado que la mejor forma de introducirse en un país es visitando sus mercados, observando a la gente vendiendo, comprando, percibiendo sus olores y su colorido. Me encantan los mercados, nunca me voy de un país sin haber entrado a uno.

Nos recomendaron no salir de noche, pero no tuvimos sensación de peligro y esa primera noche salimos y nos quedamos hasta altas horas tomando cervezas en el Jambo Bwana Bar. Jambo Bwana fue nuestro bar habitual en cada una de las ocasiones que estuvimos en Arusha. Fue también en este bar donde empezó mi relación con el compañero que me acompañaba y que sigue acompañándome en los viajes por el mundo. Jambo Bwana sería la canción que nos acompañaría durante el resto del viaje.

PRIMERA EXCURSIÓN EN TANZANIA: KILIMANJARO

Era lo primero que queríamos hacer, ya que había sido la principal razón para venir a Tanzania. Así que este segundo día nos recogieron del albergue  y nos transportaron hasta la puerta del parque Kilimanjaro. En la puerta paramos para inscribirnos en el libro de registro del parque.

Aquí conocimos al equipo de tanzanos que nos acompañaría durante nuestra expedición. Nos sorprendió mucho ver el equipo tan grande que nos iba a acompaña. Teníamos 4 porteadores, que llevarían nuestras mochilas y todos los utensilios de cocina y víveres que íbamos a necesitar para esos 6 días de excursión, 2 guías de habla inglesa, que fueron los que nos acompañaron durante todo el recorrido, y estaba «Morning», un chico encantador que nos despertaba todas las mañanas con una gran sonrisa y un «Mooorning» y era el que nos traía agua para lavarnos la cara por las mañanas. En total 8 personas para nosotros dos solos.

Se puede realizar el ascenso sin guías o porteadores locales, pero en tal caso, tendrías que llevar toda la comida y utensilios de cocina a utilizar para todo el trekking y la verdad, no vimos a nadie que no fuera acompañado de guías o porteadores locales.

La subida al Kilimanjaro se puede realizar en 5 o 6 días. Hay varias rutas que coronan la cima, Machame, Umbwe y Marangu. Nosotros hicimos la conocida como la ruta Marangu (o ruta Coca-Cola), que es la más frecuente y menos complicada. Así que desde Arusha nos llevaron en coche hasta el pueblo de Marangu, donde se encuentra la entrada al parque, fueron dos horas en coche.

Los dos primeros días subimos desde la entrada del parque (Puerta Marangu) a 1800m hasta Horombo Hut a 3720m. Fueron rutas de 5 a 7 horas diarias, nada complicadas. Dormimos en el primer campamento en tienda de campaña y en el segundo en pequeñas cabañas compartidas entre 6 o 8 personas. El tercer día nos quedamos en la misma base, Horombo Hut para aclimatarnos bien. Este día hicimos un pequeño trekking por los alrededores (este es el día que marca la diferencia entre 5 o 6 días de excursión). Aunque hay gente que lo hace sin este día de aclimatación, es bastante aconsejable si nunca se ha subido tan alto.

El cuarto día se sube hasta el último campamento, Kibo Hut a 4703 m, una caseta de hormigón bastante fría. Este día fuimos a dormir muy temprano, sobre las 7 de la tarde. Realmente no se llega a dormir, porque hace muchísimo frío y porque a las 11pm es cuando te sacan de la cama para desayunar. ¡SÍ, habéis leído bien, un desayuno a las 11 de la noche! y comenzar la última ascensión hasta la cumbre. Este fue el tramo más duro de todos, subiendo de noche con la única luz de los frontales. La mayor parte es una pedrera muy empinada y resbaladiza, dábamos 3 pasos hacia arriba y uno hacia abajo. Fue en este tramo cuando vimos a varias personas que empezaban a sentir el mal de altura y tenían que darse la vuelta y fue en este momento cuando realmente dudamos si conseguiríamos llegar nosotros.

Habíamos decidido que, si uno tenía que dar la vuelta por mal de altura, el otro seguiría adelante, y os recomiendo que habléis esto antes de empezar y lo decidáis de antemano. El mal de altura puede darle a cualquiera y hay que tener muy claro que no se puede ser cabezota, si sientes los síntomas, date la vuelta inmediatamente. Por suerte a ninguno de los dos nos dio el mal de altura y conseguimos, después de casi 7 duras horas de ascensión, llegar a la cima (Uhuru Peak a 5895m) a las 6:15 de la mañana. Subimos a buen ritmo y fuimos los primeros en llegar a la cima de todas las expediciones que había ese día.

Menuda alegría que sentimos al llegar a la cima. Lo pero fue la espera, habíamos llegado antes del amanecer y ahora nos tocaba esperar para poder ver África a nuestros pies. Esto supuso pasar mucho frío, estábamos a 10 grados bajo cero y hacía mucho viento, así que la sensación térmica era de -17 º. ¡Horrible! Nunca en mi vida había sentido tanto frío. Para mí fue lo peor de toda la ascensión. El agua se nos congelo, los labios se me rajaron del frío y mi culo… Mi culo se quedó congelado y hasta las 12 de la mañana no lo volví a sentir. Muchos pensaréis que soy exagerada, pero os aseguro que fue exactamente así. Es necesario llevar buen equipo para aguantar el frío de estos dos últimos días.

Pero la recompensa de esta horrible espera lo vale: ¡ver amanecer con África a tus pies! Disfrutar de esas vistas y, sobre todo, la satisfacción de haberlo conseguido, fue increíble.

Después del amanecer comenzamos a descender. Ya con el sol se veía mejor la pendiente que habíamos subido de noche, y nos íbamos cruzando con los diferentes grupos que seguían subiendo. Hicimos una breve parada de descanso en Kibo Hut, donde conseguí volver a sentir mi trasero. Bajamos hasta Horombo Hut, a 3720 m, donde volvimos a dormir. Esta fue la jornada más dura, ya que subimos más de 1000 metros durante la noche hasta la cima y descendimos más de 2000 hasta Horombo hut.

El sexto y último día de nuestra expedición bajamos hasta la entrada del parque, donde nos despedimos de nuestros amigos tanzanos y nos trasladaron de nuevo en Land Rover hasta Arusha. Volvimos a dormir en el mismo hotel del primer día y por supuesto volvimos a visitar el Jambo Bwana para celebrar que habíamos conseguido subir la cima de África.

SEGUNDA EXCURSIÓN: LAKE MANYARA, NGORONGORO Y SERENGUETI

Nos volvieron a recoger para comenzar con nuestra segunda excursión, esta vez muy diferente, íbamos a recorrer los parques Nacionales más famosos de África.

Lake Manyara está a 125 kilómetros de Arusha, es un parque de 300 kilómetros cuadrados, de los cuales 200 corresponden al lago Manyara, es el hogar de una de las mayores colonias de flamencos del mundo.

Ngorongoro Conservation Area, declarado Patrimonio de la Humanidad, es un cráter de dimensiones descomunales, con más de 610 metros de profundidad y 260 kilómetros cuadrados y su interior es como un pequeño edén. Aquí tienes una foto panorámica del Cráter del Ngorongoro:

Parque Nacional del Serengueti con 14.763 kilómetros cuadrados y fronterizo con el parque keniata de Masai Mara, ostenta el récord mundial de leones por kilómetro cuadrado, considerado como una «llanura sin fin».

Hicimos un safari de 4 días en alojamiento de tiendas de campañas. ¡Nada de lujos! A cambio dormíamos experimentamos el estar más cerca de los animales. En la noche del Serengetti, nos dimos varios sustos cuando nos cruzamos con los ojos brillantes de las gacelas. Hay muchos tipos de safaris, dependiendo de los días que quieras emplear y dependiendo del tipo de alojamiento. Imprescindible un mínimo de 4 días para poder pasar por los dos parques principales del país, Ngorongoro y Serengueti.

En estos 4 días tuvimos la suerte de ver todo tipo de animales: manadas de ñus y cebras corriendo de un lado a otro por la sabana del Serengeti, leonas tumbadas a la sombra de un árbol a los píes de nuestro vehículo, leones copulando, donde aprendimos que los leones en periodo receptivo llegan a copular hasta 100 veces al día , vivimos la persecución de una hiena detrás de un ñu bebé y la mamá de éste intentado protegerla, manadas de elefantes en el Lago Manyara, cientos de jirafas, búfalos, hipopótamos, gacelas, rinocerontes, buitres, marabús… En fin, vimos de todo y muy muy cerca, hasta llegamos a ver un leopardo encima de una acacia terminando su almuerzo y relamiéndose con la pata de una gacela.

Sobre todo, me impresionó el Ngorongoro. Dormimos en tienda de campaña al borde del cráter, de 25 km de diámetro y 600 m de profundidad. Fue alucinante el atardecer que tuvimos este día.

Amanecer en el Serengueti

Por el día bajamos con el 4×4 para entrar dentro del cráter del volcán y lo que vimos fue increíble: para mi era como el arca de Noe. Es un cráter extinguido pero donde hay mucho pasto y agua permanente, con lo cual está lleno de animales, ¡¡INCREÍBLE!!. Lo único que no hay dentro del Ngorongoro son jirafas, nos explicaron que debido a su altura y sus largas patas no pueden descender los 600 metros de desnivel para entrar en el interior del cráter. En el 4×4 llevábamos el guía/conductor, que nos iba explicando todo tipo de curiosidades de los animales. También compartimos estos 4 días con un canadiense y un danés encantadores.

Por el camino del Ngorongoro al Serengueti vimos muchos poblados Masai. Los masáis son un pueblo de pastores seminómadas que llevan viviendo cerca del cráter del Ngorongoro cientos de años. Son delgados, altos, de cabello ensortijado y se visten con mantas rojas que anudan a la cintura y a la espalda. Viven en círculos de chozas o manyattas, cercados por pequeñas barreras de ramas espinosas para que leones o hienas no puedan atacar el poblado en la noche, y beben la sangre de sus cabras y vacas, que consideran más nutritiva que la leche.

Pedimos al guía poder visitar uno de estos poblados y él, muy amablemente, paró en uno de éstos y les pidió permiso para poder visitarlo. Pagamos un precio simbólica por ello. Y en unos pocos minutos, todo el pueblo salió a recibirnos con su baile y cante tradicional. Eran como unas 30 personas las que vivían en ese poblado. Fue una experiencia muy bonita. Nos mostraron como hacían sus casas, de que vivían, su artesanía, que nos intentaron vender o incluso cambiar por pulseras y anillos que nosotros llevábamos puestos. Incluso vimos a los niños reunidos bajo una acacia intentando aprender los números en inglés. Fueron muy amables y nos animaban a que bailásemos su danza, algo bastante difícil ya que dan enormes saltos con las piernas juntas y estiradas, imposible dar esos saltos.

Después de esta visita, llegamos de nuevo a Arusha sin haber reservado hotel, así que cuando intentamos ir a donde habíamos pasado la primera noche, nos encontramos con la sorpresa de que estaba completo y pasamos un buen rato buscando alojamiento. Finalmente terminamos encontrando una habitación que alquilaba el dueño de un restaurante chino. ¡Cómo nos reímos!, estábamos en África durmiendo dentro de un chino… Nada de comodidades, pero nos bastó para quitarnos todo el polvo acumulado durante 4 los días por la gran sabana africana. Comimos en el chino sus riquísimos platos y cómo no, fuimos después al ya nuestro bar, Jambo Bwana.

NOTA: tener en cuenta que durante las dos excursiones realizadas: Kilimanjaro y Safaris hay escasas posibilidades de ducha o baño limpio.

TERCERA Y ÚLTIMA EXCURSIÓN: ZANZIBAR

De Arusha tomamos un avión para irnos a Zanzíbar, conocida como la isla de las especias y la cual nos evoca imágenes de las «Mil y una noches». El vuelo lo habíamos reservado en la tarde que pasamos en Arusha entre la llegada del Kilimanjaro y la salida al Serengueti. Vuelo de unos 60$ y que tarda aproximadamente una hora y pico.

Una vez aterrizados en Zanzibar, tomamos un taxi y nos fuimos hacia el noroeste de la isla. Buscando alojamiento, encontramos una encantadora cabaña en la playa, muy sencilla, pero con el lujo de abrir la puerta y pisar directamente la arena blanca de ensueño y, además, cerca de un maravilloso bar de ambiente Reggae donde pasamos todas las noches comiendo pescado fresco y tomando la rica cerveza «Kilimanjaro». Las playas de Zanzíbar son maravillosas, de arena fina y blanca y un agua azul cristalina. Aprovechamos para hacer lindas fotos: al amanecer se podía ver a las mujeres entrar en el agua con sus llamativos trajes para recoger algas, al atardecer niños jugando en la arena. Fueron tres días de descanso muy merecido, y en un lugar idílico.

Finalmente, nuestros dos últimos días los pasamos recorriendo Zanzìbar Town: sus calles de casas encaladas, su rico mercado, su puerto de pescadores, su fortaleza árabe y el maravilloso palacio Beit-el-Ajaib, que fue la casa del sultán Barghash durante 1870-1888. Recomendado cenar en Ciné Afrique y en Golden Falcon donde sirven ricas comidas árabes con mucho curry.

Después de estos maravillosos días nos despedimos de Tanzania, tomando vuelo de Zanzíbar a Nairobi y Nairobi a Ámsterdam, donde decidimos, sobre la marcha, hacer una parada de un día antes de volver a Madrid. La parada en Ámsterdam fue muy divertida, habíamos estado ya numerosas veces en Ámsterdam debido a nuestro trabajo, pero nunca habíamos estado allí juntos. Una vez aterrizados nos dimos cuenta de que íbamos con zapatillas de tela, pantalones finos y nos encontramos en una Ámsterdam helada y lluviosa, pero pasamos un día estupendo recordando en cada café los maravillosos días que habíamos pasado.